SE NECESITAN MAESTROS (Análisis del Ensayo de Antonio Pérez Esclarín)
Ciertamente hablar de la educación representa un compromiso grande para quien decida emprender la tarea de hacer algún tipo de crítica hacia los diferentes sistemas de gobierno; unos más exitosos que otros, pero como sistemas implementados por el hombre consciente o no de su imperfección, son susceptibles de ser mejorados; pero esta mejora solo puede darse si se ataca desde el punto de vista holístico que comprenda los aspectos operativo, táctico y estratégicos desde el punto de vista organizacional de los estados. El autor (Pérez Esclarín) plantea con una claridad meridiana la relevancia e importancia de la educación en los procesos de cambio que se están desarrollando a nivel mundial, y para lograr el cumplimiento del desarrollo social que se plantea en los actuales momentos se requiere no solo de la implementación de un modelo educacional cónsono con las realidades de las naciones sino que a su vez se requiere de “MAESTROS”, (así, con mayúsculas sostenidas) que sean ese motor motivacional, comprometidos en la educación en valores y principios morales, como fueron en su tiempo Don Simón Rodríguez y Andrés Bello; quienes tuvieron una participación activa y decisiva en los sucesos que derivaron en la independencia del continente americano, elementos comprometidos con la causa de la emancipación americana, dotados de un gran sentido de pertenencia que lograron transmitir a los demás. Este sentido de pertenencia que a través del tiempo ha sido llamado nacionalismo; el mismo que derivó en actos de intolerancia y xenofobia como consecuencia de la ignorancia y el fanatismo. Esto hay que dejarlo claro, la ignorancia y el fanatismo son dos piedras que frenan considerablemente el desarrollo y la evolución de la humanidad, son considerados como dos
“vicios”, por los adeptos de la institución masónica, aquella misma que vió la luz en los inicios del siglo XVII en 1717 y cuyo lema era “Libertad, Igualdad, Fraternidad” y que posteriormente 1789 fue el slogan de la revolución francesa. Cabe destacar que durante ese proceso revolucionario se declaró la educación como uno de los derechos universales del hombre; en este mismo orden de ideas debemos decir que los procesos educacionales han ido evolucionando con el correr del tiempo y esto ha derivado en necesidades mayores en cuanto a la exigencia de los mismos; debemos ser educadores que no solo enseñemos sino que eduquemos en principios y valores para la construcción de una sociedad más justa, y esto lo vamos a lograr en el momento que tengamos MAESTROS en toda la extensión de la palabra, que le inculquen a los educandos esa facultad de discernir, de pensar, de actuar, de querer ser. De todas las profesiones no existe una de mayor o menor relevancia, porque todos somos necesarios para la construcción de un mundo mejor; pero si podemos decir que hay una profesión (los MAESTROS) que tiene la mayor responsabilidad en la formación de los ciudadanos del mañana y requiere de gran vocación de servicio ya que de ella depende el futuro de la humanidad; si hacemos un ejercicio de reflexión y hacemos una mirada retrospectiva notaremos que debemos subsanar los errores cometidos con anterioridad en la crianza y formación de nuestros ciudadanos y la única manera de hacerlo es a través de la educación, no existe otra manera. En teoría, en la actualidad deberíamos tener una sociedad excelente si tomamos en cuenta la cantidad de profesionales que se han graduado en nuestras universidades; sin embargo no se justifica que la infraestructura de nuestras universidades se encuentre casi en ruinas, independientemente que estemos hablando de la educación pública o privada; esto, a criterio personal puede considerarse es debido a que nuestras universidades se fueron
convirtiendo en productoras de “empleados con título” en vez de formar “Profesionales Emprendedores”; no se justifica que en la década de los 80´s, nuestras universidades se encontraban entre las primeras 20 de américa latina y poco a poco fue bajando de categoría nuestra educación hasta llegar a la situación actual. Vale la pena recordar el aporte de Peter Senge, autor de la 5ta. Disciplina; quien nos habla del término “responsabilidad social empresarial” que nos refiere a la participación y vinculación de las entidades económicas con el entorno en que realizan sus operaciones productivas a los fines de generar bienestar social; aplicando este concepto “Mutatis mutandis”, es justo hablar de la responsabilidad social institucional, si en teoría nuestras universidades han producido académicamente tantos trabajos especiales de grado como graduandos, cabe preguntarse: ¿Cómo es posible que tengamos los problemas sociales que actualmente tenemos?, no solo en Venezuela sino en el mundo entero; esto sucede a mi manera de ver por falta de MAESTROS; los trabajos de grado son un “requisito” para obtener un título y por esta razón, solo quedan en el papel, cuando logremos invertir los papeles (que el trabajo especial de grado sea el fin y no el medio) lograremos un generación de PROFESIONALES exitosos, emprendedores, que saquen a delante a nuestra sociedad. Esto se logra con MAESTROS, que como Simón Rodríguez toquen cada fibra del corazón de los discentes, “para lo grande, para lo hermoso”… cómo dijo el Libertador; MAESTROS que hagan nacer en los discentes ese sentido de pertenencia que los lleve a pensar desde temprana edad en un proyecto de vida, en el cual sean “estimulados” a buscar solución a los problemas, y entonces el estudio de las profesiones se hará por vocación, con la finalidad de lograr un objetivo de vida y de esta manera nuestras universidades estarán cumpliendo con el concepto de responsabilidad social, formando verdaderos PROFESIONALES, emprendedores.
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